Señor, mis ojos contemplan la belleza
de la puesta del sol,
siento en mi pecho
el aire de tu aliento
y soy feliz, Señor,
soy muy feliz.
Porque sé que aquí abajo
nunca estaré sólo.
Porque sé que mis ojos,
mis ojos, Señor,
sólo deben mirar a lo alto,
para encontrar los tuyos.
Soledad Sánchez M.
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